viernes, 18 de junio de 2010

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martes, 8 de junio de 2010

Autorretrato a partir de una nevera

Tengo un compartimento al lado del corazón. Es una nevera donde guardo los conocimientos más importantes. Aquellos de los que no me quiero desprender. No los guardo en el cerebro porque en esa caja hay miles de cosas acumuladas desde que nací. Como el disco duro de un ordenador con cientos de carpetas y subcarpetas. Así que en este mundo en el que lo que aprendes es para cambiarlo por algo más útil, decidí crear una nevera. Para que no caduquen mis pensamientos. Para que un día no tenga que intercambiarlos por un examen o un puesto de trabajo. Y mientras eso ocurre, necesito conservarlos en un lugar frío. Para que no se pudran y acaben en algún texto mal escrito. Eso sí, la única manera de quitarles el frío es con la ayuda del corazón. Por eso puse la nevera ahí. Bombea una vez y el conocimiento en cuestión está listo para ser usado. El problema es que desde que hice la nevera, me cuesta pensar en frío, y suelo hacer las cosas con excesivo corazón.